La digestión de una criatura crujiente como los insectos o los crustáceos, tal y como se hace en algunos lugares como Asia, comienza con el sonido crujiendo rígida cubierta protectora: el exoesqueleto que, por muy desagradable que parezca, esta cubierta dura podría ser buena para el metabolismo acelerando la digestión y ayudando a contrarrestar la obesidad, según un nuevo estudio realizado en ratones de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis (Estados Unidos), publicado en ‘Science’.
Fuente: La Razón